Hay una noticia que me ha hecho pensar últimamente en por qué juego al poker. La culpa de mi desgaste neuronal la tiene Gus Hansen, que ha perdido 10 millones de dólares en los dos últimos años en juegos de poker online.

Diez millones es una locura, y son dos años, y Hansen no es de los que juega pocas manos al mes en comparación con los demás jugadores del nivel. Sus pérdidas no son culpa de la varianza, simplemente el nivel le queda grande, o pone remedio o seguirá y seguirá perdiendo.

Y tras intentar comprender los motivos que movían a Hansen a seguir regando las mesas más altas del poker online, terminé planteándome los motivos por los que yo juego.

Sobre el danés llegué a la conclusión de que está enfermo, simplemente está enfermo. Si bajase uno o dos niveles a parte de que probablemente ganase, seguiría viviendo igual de bien o mejor de lo que lo hace ahora, aparte de de no tener 10 millones menos en la cuenta.

Sobre mí, creo que era inevitable que haya terminado jugando a las cartas. A parte de tener una familia muy jugona yo he competido en varios deportes desde pequeño, intentando siempre estar entre los mejores, me encantaba ganar y tenía muy mal perder. Esto me ha acompañado siempre, siempre he participado en competiciones, incluso en los trabajos he intentado ser el mejor de mis compañeros, no de cara a la empresa, pero si en cuanto a eficiencia.

Y cuando mi vida se volvió algo más sedentaria, me centré en el poker, estas en competición continua, tanto contigo mismo como con tus rivales, y la recompensa es económica, qué más se puede pedir? Y para ser ganador necesitas formación continua, en tu entorno siempre habrá alguien mejor que tú, por lo que la motivación es continua, y aparte está el dinero, mientras más trabajes y mejor compitas más se gana.

Pero hay que ser consciente, y creo que aquí es donde ha fallado Hansen, que el poker es uno de esos juegos/deportes donde nunca llegas a tener un 100% de conocimientos sobre el mismo, y a la que te descuidas tienes a un montón de edukitos soplándote en la nuca. Creo que Gus Hansen llego a ese punto de pensar que estaba a la altura de los mejores del mundo, y tal vez en ese momento lo estaba, pero se relajó y dejó de seguir aprendiendo, y el resultado son -10 millones de dólares en escasos dos años.

Yo creo que mientras yo siga manteniendo el espíritu competitivo y las ganas por seguir mejorando siendo consciente de mis limitaciones en cada momento, se que cada día ganaré más dinero.

Y contestando a la cuestión inicial de forma más resumida, yo juego al poker porque aúna dos de mis pasiones, la competición y una gran recompensa por destacar sobre mis competidores (en los niveles donde lo hago).


Un saludo.